QuéPasaCOLIMA?.- Al igual que el ataque a Pearl Harbor, otro acontecimiento
clave en la historia de Estados Unidos, el 11 de septiembre fue una gran
victoria táctica para los enemigos de Estados Unidos. Pero en ninguno de los
casos el éxito táctico trajo victorias estratégicas. Más bien al contrario.
Los
japoneses lograron una importante victoria en Pearl Harbor, pero el ataque
empujó a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial y cuatro años después Japón
estaba en ruinas, completamente derrotado.
Igualmente,
los ataques de Al Qaeda de hace 15 años, en la mañana del martes 11 de
septiembre de 2001, conmocionaron a los estadounidenses y también a buena parte
del mundo: Casi 3.000 muertos, cientos de miles de millones de dólares en daños
a la economía de Estados Unidos y una enorme sacudida para la gran
superpotencia mundial a manos de un grupo terrorista relativamente pequeño, Al
Qaeda. Desde que los británicos incendiaron la Casa Blanca en 1814, hace casi
dos siglos, ningún enemigo de Estados Unidos había logrado atacar con éxito el
territorio continental del país.
Durante
mucho tiempo, los dos grandes océanos del Atlántico y el Pacífico habían
protegido a Estados Unidos de sus enemigos. Pero ya no.
Sin embargo,
a pesar de su éxito táctico, los ataques del 11 de septiembre fracasaron en lo
estratégico y, al final, lograron precisamente lo contrario de lo que Osama bin
Laden quería.
Hay, por
supuesto, diferencias entre la época de la Segunda Guerra Mundial y la era post
11S. Las consecuencias a largo plazo de Pearl Harbor no fueron solamente una
victoria aliada decisiva en la guerra, sino también el preámbulo a décadas de
liderazgo y hegemonía de Estados Unidos.
Después de
su éxito inicial en Afganistán tras el 11S, Estados Unidos no logró una
victoria decisiva. Por el contrario, las fuerzas estadounidenses siguieron en
guerra con una serie de grupos yihadistas, más recientemente, ISIS, y ahora
parece un estado casi permanente que podría prolongarse mucho más allá de la
próxima presidencia.
Cuando el
Congreso aprobó la autorización para el uso de la fuerza militar inmediatamente
después de los ataques del 11S, nadie podría haber imaginado que esta
autorización seguiría siendo la base de guerras que persisten una década y
media más tarde.
La esperanza
de bin Laden
Osama bin
Laden esperaba que atacando a Estados Unidos haría presión sobre los líderes de
ese país para que dejaran de apoyar a los regímenes de Medio Oriente. Bin Laden
cree que sin el apoyo estadounidense los regímenes árabes colapsarían y serían
sustituidos por gobiernos estilo talibán.
En concreto,
bin Laden quería presionar a Estados Unidos para que retirara sus tropas de
Arabia Saudita. De hecho, su principal objetivo político Laden era derrocar a
la familia real saudí.
En un video
difundido cuatro semanas después del 11S, bin Laden hizo su primera declaración
pública tras los ataques de Nueva York y Washington, diciendo que "ni
Estados Unidos ni sus residentes soñarán con tener seguridad antes de que la
vivamos en Palestina y no antes de que todos los ejércitos infieles salgan de
la tierra de Mahoma [Arabia Saudita]".
El video
llegó en un mal momento, ya que se conoció el 7 de octubre de 2001, el mismo
día en que Estados Unidos comenzó su campaña aérea contra objetivos talibanes y
de Al Qaeda en Afganistán.
Dos meses
después, los talibanes fueron sacados de Afganistán y en el plazo de dos
semanas miembros clave de Al Qaeda que sobrevivieron a los ataques aéreos
estadounidenses huyeron a la vecina Pakistán e Irán.
Juegos de
azar en la debilidad
Bin Laden
calculó desastrosamente mal la respuesta que daría Estados Unidos a los ataques
del 11S porque él asumía equivocadamente que Estados Unidos era débil. En su
primera entrevista en televisión en CNN en 1997, bin Laden afirmaba que Estados
Unidos era un tigre de papel, refiriéndose a su retirada de Vietnam en la
década de 1970, del Líbano a principios de la década de 1980 y de Somalia en
1993 como evidencia del "menguante poderío" estadounidense. Bin Laden
dijo a CNN: "Estados Unidos sigue pensando y jactándose de que tiene este
gran poder incluso después de sus derrotas sucesivas en Vietnam, Beirut ... y
Somalia".
Curiosamente,
bin Laden cree que los ataques de Al Qaeda en Nueva York y Washington
propiciarían una retirada estadounidense de Medio Oriente. Por el contrario,
Estados Unidos derrocó rápidamente a los talibanes mientras que Al Qaeda – que
en árabe significa "la base" – perdió su gran base de operaciones que
tenía en Afganistán.
En los años
posteriores a los ataques del 11S, Estados Unidos no sólo no redujo su
influencia en el Medio Oriente, sino que además estableció o reforzó bases en
Bahrein, Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. Y, por supuesto, también
ocupó Afganistán e Ira1. La victoria táctica de bin Laden en el 11S resultó ser
un espectacular fracaso estratégico.
Desde el
11S, la CIA ha matado a decenas de líderes de Al Qaeda en ataques aéreos. La
CIA también proporcionó las pistas que finalmente condujeron a la muerte de bin
Laden durante un asalto de los Navy SEALs a su complejo en Abbottabad,
Pakistán.
Mientras
tanto, Al Qaeda no ha sido capaz de golpear de nuevo en Estados Unidos después
del 11S.
Una carta
escrita por un miembro de Al Qaeda nueve meses después del 11S dirigida a
Khalid Sheikh Mohammed, a cargo del operativo de los ataques del 11 de
septiembre, da una idea de lo contraproducentes que fueron los atentados:
"Tenga en cuenta todos los desastres fatales sucesivos que hemos vivido en
un período de no más de seis meses. ... Hoy experimentamos un revés tras otro y
hemos pasado de la mala suerte al desastre".
Desastre
estratégico
En 2004, Abu
Musab al Suri, un yihadista sirio que conocía a bin Laden desde finales de
1980, publicó en Internet una historia del movimiento yihadista en la que
describía el desastre estratégico para los talibanes y Al Qaeda tras el 11S:
"Estados Unidos destruyó el Emirato islámico [de los talibanes] en
Afganistán, que se había convertido en el refugio de los muyahidines. ... el
movimiento de la yihad se elevó a la gloria en la década de 1960, y continuó
hasta los años 70 y 80, y dio lugar al surgimiento del Emirato Islámico de
Afganistán, pero quedó destruido después del 11S".
A pesar de
que después del 11S resultaba obvio para el entorno de Al Qaeda que su
organización había sufrido un terrible golpe, Saif al-Adel, uno de los
comandantes militares del grupo, explicó en una entrevista en 2005 que los
ataques contra Nueva York y Washington fueron, de hecho, un plan diabólicamente
inteligente para propiciar que Estados Unidos cometiera errores: "Tales
ataques obligarán a llevar a cabo actos aleatorios y provocará cometer errores
graves y en ocasiones mortales ... la primera reacción fue la invasión de
Afganistán".
No hay
evidencia, sin embargo, de que los líderes de Al Qaeda hicieran planes antes
del 11S sobre una invasión estadounidense de Afganistán. Solamente se
prepararon para posibles ataques con misiles de crucero de Estados Unidos
evacuando sus campos de entrenamiento.
Por supuesto
que cometer errores espectaculares es algo que le puede suceder a cualquiera de
las partes en un conflicto bélico. La decisión de George W. Bush de invadir
Iraq a principios de 2003 seguramente puede clasificarse como uno de los
mayores fracasos en política exterior de la historia de Estados Unidos y cuesta
creer que se hubiera producido si no hubiera ocurrido el 11S, cuando los
estadounidenses eran más susceptibles a aceptar una guerra terrestre rápida en
Medio Oriente que podría contribuir a frenar el terrorismo.
La
justificación de la guerra de Iraq, de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción
masiva y que estaba aliado de alguna manera con Al Qaeda, fue totalmente
absurda.
Surgimiento
de ISIS
Peor aún, la
invasión provocó la creación de Al Qaeda en Iraq en 2004, la organización
matriz de lo que hoy es ISIS.
Cuando ISIS
empezó a ganar terreno en Iraq y Siria en 2014, primero se centró casi
exclusivamente en acciones allí mismo y alentó a sus seguidores en el
extranjero a unirse a la jihad en el Medio Oriente.
En 2015,
ISIS cambió su estrategia, con ataques a gran escala fuera de Iraq y Siria. El
grupo se atribuyó la responsabilidad del derribo del avión ruso de Metrojet que
transportaba 224 pasajeros y tripulantes el 31 de octubre en el Sinaí, en
Egipto. Dos semanas después del atentado de Metrojet, un grupo de militantes de
ISIS atacaba varios lugares en París.
Esto marcó
un cambio notable de ISIS, que dirigió o incitó operaciones contra Occidente,
pero también puso de manifiesto la incoherencia de su estrategia.
El objetivo
principal de ISIS es presentarse como el Estado Islámico, como su propio nombre
indica, el guardián de un califato en expansión que es a la vez teológico y
geográfico. Pero al atacar objetivos occidentales, ISIS ha unido a una
coalición global en su contra que está en proceso de desmantelar ese califato.
Después de
que ISIS atacara Francia en noviembre de 2015, los franceses aumentaron
inmediatamente sus ataques aéreos contra objetivos del grupo.
Tras los
atentados de ISIS en el aeropuerto de Estambul en junio de 2016, el ejército
turco atacó objetivos de la organización en Siria, tomando rápidamente la
ciudad de Jarablus.
Los ataques
de ISIS dentro de Turquía también llevaron al país a cortar el flujo de muchos
miles de "combatientes extranjeros" de ISIS, la mayoría de los cuales
transitaba Turquía en camino a Siria.
ISIS debería
haber entendido que los ataques contra objetivos occidentales no iban a hacer
otra cosa que amplificar la guerra en su contra. Ya en el verano de 2014, tras
el asesinato del periodista estadounidense James Foley por ISIS, Estados Unidos
aumentó considerablemente los ataques aéreos contra el grupo y movilizó una
coalición de naciones anti-ISIS.
De acuerdo
con el Comando Central (CENTCOM), las naciones que lanzado ataques contra ISIS
– además de Estados Unidos – son: Australia, Bélgica, Canadá, Dinamarca,
Francia, Jordania, Holanda, Reino Unido, Arabia Saudita, Turquía y los Emiratos
Árabes Unidos.
Los
atentados de ISIS en Occidente están minando su estrategia global, una
reminiscencia del error de Al Qaeda con el 11S, que fue confundir un éxito
táctico con una victoria estratégica.
De hecho,
según el general David Petraeus, excomandante general de Estados Unidos en
Iraq, y el general Joseph Votel, el comandante de CENTCOM, es muy posible que
Mosul, la ciudad clave que mantiene ISIS en Iraq, podría caer en manos de las
fuerzas iraquíes para cuando concluya el mandato del presidente Barack Obama en
enero de 2017.
Desde una
perspectiva puramente estadounidense, al término del segundo mandato de Obama,
la amenaza de Al Qaeda, ISIS y grupos similares ha retrocedido
significativamente desde su punto más alto el 11S.
En la última
década y media desde el esos atentados, 94 estadounidenses han muerto en
Estados Unidos a manos terroristas yihadistas. Por muy impactantes y trágicos
que hayan sido estos ataques, palidecen en comparación con la masacre de 3.000
personas por Al Qaeda la mañana del 11 de septiembre.
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